martes, 30 de junio de 2015

Pepino: dieta de verano sin hacer (dieta)



Como los helados, los largos días en la playa al sol o las sardinas, hay una verdura que es verano puro y sin la cual el gazpacho no existiría. Hablamos del pepino, efectivamente. Es fresco y delicioso, y normalmente se come crudo. Cuando se elabora a modo de encurtido se le denomina pepinillo, pero eso ya es otra cosa.


En los países centroeuropeos el pepino es lo que el tomate a los países mediterráneos, un vegetal que casa con todo. En el norte de Europa también se utiliza para hacer sopa de pepino. Dado su alto contenido en agua, es igualmente apto para combinarlo con otros ingredientes y preparar exóticos zumos. 



Junto a sus propiedades gastronómicas, sabidas son las cosméticas debido a su alto contenido en vitaminas B y C. Igualmente es bueno contra el cansancio ocular (bolsas y ojeras).


Al parecer el pepino es un cultivo original de India y fueron los españoles quienes lo llevaron a América. Hoy se cultiva en cualquier lugar del mundo y es un cultivo de verano que necesita mucha agua.



Que el pepino dé sabor y color a algunos de los platos estrellas del verano no es fortuito. Se trata de un hortaliza propia de la temporada estiva. La flor del pepino es muy similar a la del brócoli pero indican estados distintos. En el caso del pepino nace cuando el fruto empieza a crecer. En el brócoli la flor indica el límite para consumirlo con pleno sabor.


En términos generales se puede decir que existen tres tipos de pepino: el corto o español (15 cm máximo de longitud), el medio o francés (20-25 centímetros) y el largo o holandés (más 25 centímetros). Cuanto más largo, más amargo su sabor, aunque si se corta en rodajas y se añaden unos granos de sal el amargor se atenúa o desaparece.


La propiedad más popular del pepino es la diurética, aunque también contiene calcio, magnesio, fósforo, hierro y zinc, y muchísima vitamina C. Y lo mejor con este calor, es muy refrescante: cortado en trocitos, en rodajas sobre los ojos o como condimento exótico de una de las bebidas estrellas de la cocina de cristal, el gin-tonic.


Cultívalo si tienes ocasión, o búscalo en el mercado, terso, sin manchas de ningún color, y conviértelo en la hortaliza estrella de tu dieta de verano.