sábado, 21 de enero de 2017

Navidades en Madeira

Madeira, la isla de la primavera eterna,  es un destino apreciado por senderistas y amantes del sol y la buena comida. Pero... ¿merece la pena visitarla en Navidades?
En esa época del año, pese a que las temperaturas no son tan altas y los días de sol se reducen, la isla compensa a la perfección con sus calles e iglesias iluminadas y su increíble ambiente y fuegos artificiales en Funchal la noche del 31 de diciembre.

¿Queréis más razones para recorrerla?

Iglesia iluminada en Porto do Santa Cruz






Vaca pastando en el interior de la isla

Funchal
La capital, Funchal, ciudad natal de Cristiano Ronaldo (así lo atestiguan su estatua, su museo y su hotel) es una agradable ciudad portuaria situada en un enclave de postal. Desde el paseo marítimo, uno se siente rodeado de verdes colinas. Dispone de puerto (aunque no playa) y un encantador barrio con casas antiguas y repleto de restaurantes y animados bares: la  Zona Velha. En él, las casitas de pescadores se han ido restaurando y sus puertas están adornadas con dibujos y murales de artistas, lo que le otorga más encanto a la zona. 


Mural en ciudad Velha

Se aconseja recorrerla de noche, con sus animados bares llenos de gente y su calles iluminadas. 


Mercado dos Lavradores

Desde allí, un corto paseo nos lleva hasta el mercado de Lavradores. Encantador y lleno de los colores de las frutas tropicales y de souvenirs. Algunos vendedores pueden ser insistentes, ya que es un importante punto de atracción turística. Si vais pronto podréis ver el espectáculo de la venta de pescado, con multitud de peces espada (lo que nosotros llamamos pez sable), uno de los platos típicos de la isla. En la segunda planta también encontraréis una acogedora cafetería llena de plantas exuberantes donde hacer una parada.






Praça do Municipio

Otra gran recomendación en Funchal es disfrutar de sus parques y jardines. Destaca el jardín botánico, con vistas a toda la ciudad (al que podéis acceder con un teleférico desde abajo, pero que actualmente no ofrece el servicio desde los incendios del pasado verano), cuya entrada es algo cara, pero merece la pena.


Jardín Botánico

En el centro, el Jardín Municipal (enfrente del Ritz), resulta un paseo entretenido, y en Navidad está iluminado y decorado con renos, casas de elfos y figuras de Santa Claus por doquier.  
El Museu da Quinta das Cruzes también cuenta con unos bonitos jardines a los que se puede acceder de manera gratuita.
El verdadero punto álgido lo culmina la nochevieja, cuando los cruceros se acercan para el espectáculo y la ciudad se convierte en un anfiteatro gigante listo para el despliegue de fuegos artificiales. El ambiente es realmente espectacular (se recomienda ir pronto para poder aparcar y salir rápido para evitar atascos, o, aún mejor, alojarse en Funchal esa noche), y varios escenarios repartidos por el centro y el paseo marítimo animan con música en directo la espera hasta la entrada del nuevo año. Por las calles del centro también hay paraditas donde probar delicias madeirenses y como no, tomar una poncha (bebida típica con aguardiente de caña de azúcar y limón o maracuyá) o un chupito de ginja (licor de cereza que se suele servir en un vaso de chocolate). 




Fuegos artificiales en Funchal 

También en el centro cabe destacar la catedral () con su fachada blanca y su característica torre, y las calles adyacentes pasando por la agradable Praça do Municipio (también decorada con gusto por Navidad). 
Para otras atracciones de la ciudad, como el Museu da Quinta das Cruzes, la iglesia Nostra Senhora do Monte (accesible con otro teleférico) o el convento de Santa Clara, tendéis que alejaros del centro.

El sur de la isla
Después del boom de la entrada de año, podréis recorrer el resto de la isla con tranquilidad y sin el ajetreo y las multitudes estivales, aunque puede que también echéis de menos algo del sol y aguas templadas.


Barcas de pescadores en Cámara de Lobos

En la parte sur de la isla, resulta interesante visitar los pintorescos pueblos de Ponta do Sol o Jardim do Mar. De camino podéis parar en Cámara de Lobos, importante centro pesquero de la isla. En esa zona también encontraréis una de las playas artificiales de arena de la isla, la playa de Calheta, aunque aparte de la playa, alrededor de la cual han construido hoteles, bares y restaurantes, no hay mucho que ver. Cabe recordar que las playas de Madeira son de acantilados y rocas, que aparte de piscinas esculpidas en la roca y un par de playas artificiales (la otra está en Machico), no esperéis encontrar playas de baño fácil... Para playas paradisíacas hay que coger el ferry a la vecina isla de Porto Santo, pero sólo opera una compañía, en enero no hay travesías y en diciembre suele haber cancelaciones debido al tiempo. Si queréis acceder a Porto Santo pese a todo, deberéis coger un vuelo desde Funchal. 


Playa madeirense, en el pueblo Jardim do Mar


El norte


Piscinas naturales de Porto Moniz

En la zona norte cabe destacar el pequeño pueblo de Porto da Cruz, con una pequeña playa de guijarros y una iglesia, las casas típicas de Santana, el pequeño centro histórico y las grutas volcánicas de Sao Vicente. No podemos dejar de recomendaros las conseguidas piscinas naturales de Porto Moniz, donde podréis descansar en una piscina integrada en la roca (o bañaros con el agua a unos 18 grados, si os atrevéis) mientras el Atlántico ruge con toda su fuerza a unos metros. 


Casas típicas en Santana

Un bonito punto para ver la puesta de sol es desde el faro de Ponta do Pargo, desde donde, si el tiempo os lo permite, podréis ver el sol caer en la inmensidad del Atlántico. De camino, no dejéis de visitar la playa de Achadas da Cruz, a la que sólo se puede acceder con un teleférico que tarda unos 5 minutos en descender a una pintoresca playa de guijarros rodeada de acantilados. El teleférico no es nada caro (nada que ver con el precio de los de Funchal) y el paseo merece la pena.

      Playa de guijarros y acantilados en Achadas da Cruz


Las levadas
Otro de los atractivos indiscutibles de la isla son sus levadas, pequeñas canalizaciones de agua esculpidas en la roca, construidas para transportar el agua de las zonas montañosas al sur de la isla. Madeira cuenta con unos 2500 km de levadas, la mayoría de las cuales pueden recorrerse por senderos paralelos que atraviesan bosques, túneles o cascadas, y bordean precipicios desde los cuales se pueden contemplar estampas de gran belleza. 
Hay rutas por levadas para todos los gustos, pero para muchas de ellas es necesario un coche que os lleve al inicio de la misma. Para otras hay autobuses que os llevarán desde Funchal.


Arco iris en la levada de Caldeirao Verde

Nosotros nos animamos con dos de las más accesibles: la levada de Caldeirao Verde y la de las 25 fontes. La primera, empieza en el pueblo de Santana (a unos 4 km del pueblo empieza el camino) y transcurre por 6,5 km hasta una cascada. Lo mejor, por eso, no es la cascada final, sino los paisajes y cascadas que se pueden ver durante el trayecto. El camino es largo pero plano, por lo que la única dificultad es su estrechez, los túneles que hay que atravesar (conviene llevar linterna, aunque la del móvil ya vale) y el suelo fangoso o resbaladizo.  ¡Nosotros tuvimos la surte de ver en varios momentos el arco iris entre las verdes montañas!

Pajaritos en levada de 25 fontes

La levada de las 25 fontes, más corta pero más intensa que la 
anterior, empieza en el refugio de Rabaçal,  a 1km del parking (hay un minibus que hace el trayecto desde al parking hasta el inicio de la levada). La levada termina en una pequeña laguna con una cascada. 
En las levadas suele haber pajarillos revoloteando, y están tan acostumbrados a los senderistas que si lleváis algo de pan se acercarán e incluso comerán de vuestra mano.

    Levada de 25 fontes


Y si aún no habéis tenido suficientes razones, os damos una más: su estupenda gastronomía. Sus pescados frescos, el delicioso bolo do caco, las ricas ponchas de maracuyá, el café bueno y barato en cualquier bar de la isla, sus pastelitos de nata... Y todo, disfrutando de la amabilidad de su gente sin el ajetreo de la temporada alta.¡Qué mas queréis! Bueno sí, el sol, pero no se puede tener todo...



Santana


*Escrito por David R


lunes, 9 de enero de 2017

Tartas Bitte



Como muchos ya sabéis, todas las tartas Bitte (que  hacemos con mucho cariño e ilusión)  son caseras.  Aprovechamos este post para hacer un repaso a nuestras tartas favoritas, que seguro habréis visto o probado si pasáis por Bitte...




Apfelstrudel

No podía faltar esta especialidad de alma alemana. En Bitte cuidamos al máximo su preparación, incluída la masa que preparamos nosotros mismos. En su interior, a parte de manzanas (en temporada procedentes de nuestro huerto), también encontraréis pasas, almendras, vainilla, azúcar y canela. Si os gusta el Strudel, no dejéis de probar el Apfelstrudel de Bitte, ¡seguro que os encantará!




Brownie de chocolate blanco

Otro de los clásicos de Bitte que encanta a sus clientes es el Brownie, y de chocolate blanco. Nos gusta esta variación del clásico Brownie, siempre delicioso servido con un poco de nata, frutos rojos y acompañado de un buen café ecológico o un té.



Tarta de queso fresco con cobertura de frutos rojos

Con una textura más ligera, muy parecida al mousse, la reconoceréis por sus dos colores. Como sabréis en la repostería Bitte la fruta también es materia prima y  en alguna ocasión sustituimos los frutos rojos por mango o alguna fruta fresca de temporada. Fresca, ligera, suave y... ¡riquísima!



Cheesecake

En Bitte nos gusta el cheesecake al estilo alemán, y con queso Quark. Se agota rápido así que si la véis en el escaparate... ¡no dudéis!



Carrot cake

Nuestra versión del carrot cake lleva principalmente huevos, zanahorias,  almendras, avellanas, nueces y un poco de azúcar moreno. Lo solemos recubrir de delicioso chocolate negro... ¡una combinación ideal!



Tarta 3 chocolates

Otra de nuestras tartas de varios colores es ésta, con chocolate negro, con leche y chocolate blanco, encima de una riquísima base de galleta. Añadimos un poco de café y Baileys y la servimos bien fría.  Esta tarta también es de textura ligera y espumosa... ¡pero con todo el sabor del chocolate! Genial para chocoadictos. 

*Escrito por David R