domingo, 23 de abril de 2017

Alsacia: pueblos de cuento


Alsacia es una región al noreste de Francia que limita con Alemania (y en su parte sur con Suiza). Históricamente ha sido una zona de disputa que ha ido pasando de Alemania a Francia en diferentes conflictos, y también ha gozado de cierta autonomía en algunas épocas. Esta mezcla y la proximidad con Alemania se percibe en su cultura y su gastronomía. 




Los pueblos que os recomendamos en esta ruta son bien conocidos por su belleza y su encanto, y es que podrían ser auténticos decorados de cuento. De hecho, se dice que los dibujantes de Disney se inspiraron en esta zona para la película de la Bella y la Bestia. Pero ¿por dónde empezar? ¿Qué ver? Os damos unos prácticos consejos para visitar la zona.



Aunque la capital de Alsacia es Estrasburgo, esta queda un poco alejada de la ruta de los pueblos. Una buena idea sería alojarse en Colmar, que es más grande, y desde allí recorrer los pueblos. Aún estando muy cerca los unos de los otros, resultará casi imprescindible moverse en coche para hacer la ruta.

Colmar



Entre Estrasburgo y Colmar hay unos 50 minutos en coche. El centro, prácticamente peatonal, está formado por las características casas de colores con entramados de madera, típicas de la región.



Al ser más grande, encontraréis más ofertas de tiendas y restaurantes. Una de las zonas más pintorescas es la Petit Venise, donde el río pasa junto a las bonitas casas tradicionales. También podéis visitar sus iglesias o el museo Unterlinden.



Es muy conocido su mercado de Navidad, época para la cual la ciudad se viste de luces y decoraciones especiales, aunque nosotros la visitamos en Semana Santa y también resultaba muy pintoresco ver todas las plazas y calles decoradas con motivos primaverales y de Pascua.




Eguisheim





Este pueblo se encuentra apenas a 15 minutos en coche desde Colmar. A la entrada encontraréis un parking de pago para visitantes (todos estos pequeños pueblos disponen de uno), donde por 3€ podréis aparcar todo el día y en unos minutos podréis acceder andando al centro. El pueblo, lleno de rincones encantadores, tiene la particularidad de ser circular, ya que sus calles están dispuestas entorno a una encantadora plaza con una fuente y una iglesia. Eguisheim ha sido votado el pueblo favorito de Francia, y la verdad es que no es de extrañar.




Kayserberg



Seguimos la ruta hacia Kayserberg, y por el camino vamos encontrado paisajes plagados de viñas y teñidos de verde. Este pueblo, atravesado por un río, cuenta con un castillo en lo alto de la colina. No faltan sus hermosas casas de madera pintadas de colores vivos, las calles adoquinadas, ni las iglesias o fuentes con un encanto especial.




Riquewihr



En Riquewihr se accede al casco antiguo por el Hotel de Ville, y al final de la calle principal encontraréis una pintoresca torre de 25 metros de altura coronada por una campana. Por el camino os podéis deleitar con encantadores rincones, coloridas fachadas, tiendas y patisseries.




Ribeauvillé




Este pueblo es algo más grande que los anteriores (aunque no tanto como Colmar), y su trazado también se organiza básicamente a lo largo de su calle principal, desde la cual podréis recorrerlo. Desde el pueblo también podéis ver un castillo en una de las colinas que lo rodean.

Estrasburgo



Estrasburgo, sede de instituciones europeas, es algo más que un pueblo con rincones encantadores. Después de pasear por la Petit France, donde reconoceréis el estilo de las casas con entramados de madera al lado de los canales, podréis recorrer sus calles y plazas. 






Destacan la hermosa catedral de Notre Dame y la plaza Kléber. Otra de las visitas obligatorias es la presa Vauban, obra de ingeniería del siglo XVII que canaliza el agua del río Ill. Si se accede a la terraza de la presa hay vistas de los puentes cubiertos con sus torres. 



También resulta agradable rodear la ciudad por el frondoso camino junto al río, e ir observando los puentes, árboles y patos que recorren el río. Fuera ya del centro, a unos 2km al noreste, encontraréis el Parc de l'Orangerie, y muy cerca el Parlamento Europeo.


Por si aún no os hemos convencido a visitar Alsacia y sus encantadores pueblos, os daremos una razón más: sus vinos y su gastronomía. Especializada en vinos blancos, que podréis degustar en cualquiera de sus bodegas (que iréis encontrando en los diferentes pueblos y que podéis también visitar) o Wintubes, la región está plagada de restaurantes, pastelerías y encantadores cafés. Allí podréis probar los alimentos de temporada (en la que fuimos nosotros eran los espárragos), las tartes flambées (en alemán flammkuchen) o el Kugekhopf.

*Escrito por David R


viernes, 7 de abril de 2017

Hawaii: ¡qué playas!



Quien no soñó alguna vez con visitar Hawaii que levante un dedo. Quien haya hecho su fantasía realidad, también. Nosotros lo levantamos por partida doble. Las vacaciones pasadas nos fuimos a explorar el archipiélago que conforman las Islas Hawaii, en el Pacífico Central, compuesto por 18 islas y atolones repartidos a lo largo y ancho de 2.400 kilómetros cuadrados. Las hay para todos los gustos pero todas son de naturaleza volcánica. Nosotros buscábamos relax y naturaleza y nos detuvimos en Kauai. La elección fue sobresaliente. 




Playas increíbles, sin gente, nada construido, abrazadas de verde, azul y fina arena. Un completo paraíso.








Kauai es tan pacífica que las gallinas viven en libertad y hay muchísimas sueltas por toda la isla. Cuentan en las aldeas que llegaron con un fuerte huracán, aunque es probable que no se trate más que de una leyenda. 




Cascadas como esta ideales para un zambullirse en una piscina natural y poner la guinda a una excursión, senderos únicos para practicar el trekking, aguas cristalinas para hacer snorkeling, surfear en la cuna del surf... El sueño de Hawaii no es un mito. En Kauai es una realidad. 



Árboles altísimos, flores de todos los colores y, sobre todo, un verde reluciente rodeándolo todo. Exótico y romántico, para el relax o la aventura. Kauai tiene todos los ingredientes para pasar unas vacaciones increíbles. ¡Querrás volver!







El archipiélago en general es caro y hay detalles a tener en cuenta como que no encontrarás un bar abierto en Kauai más allá de las once de la noche. En cuanto al apartado gastronómico, prepárate para descubrir pescados diferentes y una completa oferta de cocina internacional, desde un plato de sushi a una big burger, algo normal ya en cualquier destino turístico. De Kauai nos gustó todo, todo, pero si tuviéramos que quedarnos con una cosa, esa serían desde luego sus playas paradisíacas.